Ecuador: le alchimie finanziarie del governo
Ecuador
La bosta transformada en piedra preciosa
Con bombos y platillos, como siempre, se anuncia una nueva renegociación de la deuda externa. También como es usual, se pregonan las ventajas que se obtendrían con dicha operación financiera, en esta ocasión de canje de los Bonos Global a 12 años, por 1.250 millones de dólares. Y la realidad, como de costumbre, contradice ese discurso.
Dicho canje, a menos de cinco años de la emisión de los mencionados bonos, demuestra la mala negociación realizada en el 2000, al menos desde el interés nacional. Pero, a pesar de esa constatación, hay que reconocer que este canje se enmarca en los objetivos para la emisión de los Bonos Global: "maximizar pagos por adelantado y el flujo a los inversionistas durante la vida de los bonos". En paralelo, se "encamina al Ecuador hacia la reapertura del acceso a los mercados internacionales", otro de los logros declarados como tales por el coronel, quien trata de superar en generosidad para con los acreedores a quienes negociaron hace un lustro los Bonos Brady y también a quienes, a través de la ominosa "ley de transparencia fiscal", preasignaron desde el 2002 cuantiosos recursos petroleros -escamoteados al pago de la deuda social- para anticipar la recompra de dichos papeles, elevando su cotización.
Y vaya que lo consigue. Dicha cotización en el mercado secundario supera en varios puntos su valor nominal. Así, mientras se anuncia un ahorro de 50 millones de dólares al año por intereses, los tenedores de los bonos a 12 años deben frotarse las manos al haber obtenido enormes ganancias por el lado del capital y de los intereses. Dichos bonos, hay que recordarlo, se cotizaban a menos del 50% cuando el coronel empezó su gestión, con lo que la utilidad realizada fácilmente supera los 600 (seis cientos) millones de dólares… y como complemento nada despreciable, por su inversión al comprar papeles devaluados, los tenedores de los mismos disfrutan de tasas de interés reales superiores al 24%. Y ahora, para completar su fortuna, se les ofrece un canje que no les representará sacrificio alguno, pues, para aceptar una reducción del interés, esperarán que se les compense pagándoles más al contado o que se les amortice más capital en el futuro, como lo reconoce un analista de Goldman Sachs, uno de los aplaudidores de esta "ingeniería financiera". O sea que para obtener una estructura de pagos menos pesada en el corto plazo, el Ecuador tendrá que endeudarse emitiendo nuevos bonos y aceptará más adelante mayores pagos netos, tal como sucedió con el canje de los Bonos Brady por Bonos Global.
Así, con un gobierno que se precia de haber reducido la deuda externa en el 2004 (cancelándola con mayor endeudamiento interno, obtenido de las pensiones de los jubilados), el Ecuador seguirá atado a la "deuda eterna", surgida por la acción de usureros y gobiernos irresponsables como el actual. Esta es una historia de sobra conocida, en la que los prestamistas y sus intermediarios, maestros en artes de alquimia y campeones en cobrar multimillonarias comisiones, contando con el apoyo de un coro de desconocedores de la materia y apuntalándose en los aplausos de los mismos beneficiarios de estas operaciones, quieren hacernos creer que cualquier bosta es una piedra preciosa.
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